La navidad es considerada por muchos la mejor época del año, es la fiesta más popular del
mundo y se celebra en el mes de diciembre, a pesar de que la gran mayoría de las personas asocian
esta festividad con el cristianismo, la realidad es que su origen no está del todo claro y sus
inicios se sustentan en tradiciones y costumbres paganas antiguas. En la antigua Roma se realizaban
rituales para celebrar el cambio de las estaciones, uno de los ritos se denominaba el «solsticio de
invierno» y tenía lugar el 25 de diciembre siendo este el día más corto de todo el año, los romanos
realizaban grandes fiestas llenas de prácticas liberales en donde el derroche y el desenfreno de
todo tipo deseos eran la esencia de la celebración en la que también se intercambiaban gran
cantidad de obsequios.
La iglesia primitiva formada por los primeros cristianos no festejaba el
nacimiento de Jesús, fue a raíz de la conversión del emperador romano Constantino en el siglo IV
que se empezaron a mezclar estas tradiciones paganas con la fe cristiana, los cristianos de esa
época vieron esta fusión como una herramienta útil para evangelizar haciéndoles más sencillo el
proceso de conversión a los romanos. San Julio I el papá a cargo de esa época fue el responsable de
fijar como fecha conmemorativa del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, lo cual, según estudios
basados en las escrituras e indagando en el orden cronológico de la historia no es la fecha
correcta, por lo que es de gran notoriedad que la asignación de esta fecha es uno de los elementos
más sólidos que demuestra el motivo verdadero de la adopción de la tradición pagana al
cristianismo.
El cristianismo fue apoderándose cada vez más de esta tradición y lo que hoy
conocemos como
navidad
no se asemeja en nada a sus orígenes, la fiesta se fue definiendo cada vez más por una sociedad
comercial y de consumo, sin embargo, para los practicantes del cristianismo es una época que ha
tomado un significado más profundo que el evangelístico, a pesar de la conciencia de la procedencia
y el error de la fecha de nacimiento de Cristo, su celebración es simbólica e insta a cada creyente
a afianzar los valores claves de la vida cristiana, las demostraciones de amor, humildad,
solidaridad, fe y perdón con el prójimo son unas de las características fundamentales de esta época
de reflexión aunque según la visión cristiana estas deben estar siempre en cada creyente.
Cuando se piensa en navidad entre otras cosas lo primero que viene a la mente
son luces, pinos, Santa Claus, medias y regalos, pero ¿de dónde surgen estos elementos como parte
esencial de la tradición?, para responder a dicha incógnita hay que desglosarlos uno a uno.
Las luces de navidad
Las luces de navidad, son una exclusiva tradición de los Estados Unidos debido a
que las primeras luces fueron hechas en Norteamérica, muchas personas señalan a Tomas Edison como
el creador de la primera cadena de luces para
navidad
en el año 1879. Sin embargo, tan importante iniciativa fue evolucionando notoriamente hasta llegar
a tener la forma que hoy en día conocemos. Más allá de la materialización de las luces es innegable
que el significado de las mismas precede al cristianismo, la luz siempre se ha considerado como un
símbolo de prosperidad, bienestar y vida, en las tradiciones antiguas era una forma de llamar al
sol de vuelta durante la época más oscura del año. Para los cristianos tiene un significado más
profundo basado en el nacimiento de Jesús quien es definido como la luz del mundo que vino a vencer
la oscuridad.
Pinos o árboles de navidad
A diferencia de muchos otros elementos característicos de la navidad los pinos
no tienen un origen pagano, aunque muchos afirman que los vikingos en la antigüedad veneraban los
pinos, ya que estos eran para ellos una señal de la finalización del invierno, no obstante, su
utilización en la temática navideña es relativamente moderna, la costumbre precede de Alemania en
donde estos eran adornados con manzanas en diversas obras de teatro en la época navideña durante la
Baja Edad Media, la costumbre fue expandida por los inmigrantes que se repartieron por el mundo en
el siglo XVIII.
Santa Claus
El personaje de Santa Claus está basado en una persona real, su nombre verdadero
era San Nicolas de Myra quien era un beato obispo cristiano ortodoxo que residía en la actual
Turquía (antigua Asia Menor) durante el siglo IV, era un hombre rico debido a una herencia que le
habían dejado sus padres, pero a pesar de ello se caracterizó por su generosidad, se dedicaba a la
obra social con los de clase más baja, tenía como costumbre dar regalos sorpresa a las personas
necesitadas. El obispo Claus vivió la persecución por causa de Cristo bajo el mandato del pontífice
Diocleciano, es recordado por sus valores humanitarios y llevar un ejemplo de vida conforme al amor
de Jesús.
Medias de navidad
La tradición de colgar las medias de navidad viene dada por una leyenda
protagonizada por Santa Claus, quien entró por la chimenea de la casa de tres hermanas jóvenes que
no tenían dinero para casarse, por lo que este dejó varias monedas de oro en unas medias que
encontró colgadas para secarse.
Intercambio de regalos
Aunque los romanos practicaban el intercambio de regalos en las festividades del
«solsticio de invierno», la consolidación de la tradición se remonta al siglo V, y busca reproducir
la práctica establecida por los reyes magos reseñada en la Biblia y la llevada a cabo por la labor
del obispo San Nicolas de Myra.